La fuerza transformadora de la música

Psicología en Sintonía
5 min readJun 25, 2020

Basta un poco de música, solo una melodía. Alma mía, todo se salvará”.
-Canción de Marino Marini-

Para Freud (1929) y autores psicoanalíticos posteriores, el arte es una actividad psíquica superior que tiene el potencial de expresar nuestros deseos y anhelos más profundos. Propongo que entre las artes, la música tiene una capacidad predilecta de hacerlo ya que está presente en la cotidianeidad de nuestro día a día y, como refiere Blum (2013), está inmersa en nuestro mundo cultural. Basta con caminar un momento por la calle para notar las muchas personas que eligen moverse en su día a día con música en sus oídos. Pensemos también en esas canciones que resuenan con nosotros a tal punto de sentir que fueron escritas por nosotros para nosotros mismos; o recordemos lo significativo que puede resultar compartir con alguien que queremos nuestras canciones favoritas.

En relación a lo anterior, la música parece facilitarnos el rememorar y atravesar nuestros duelos y pérdidas. Cuando escuchamos canciones que nos generan tristeza, no solo nos permitimos recordar momentos muy dolorosos sino que además podemos sentir el deseo de revivirlos; quizás porque de alguna manera nos sentimos acompañados por la melodía de la canción y la voz de quien la canta. En esta línea, algunos proponen que a la par que nos hace revivir sentimientos de pérdida, la música también trae consigo una sensación de esperanza y de reencuentro (Blum, 2013; Nagel, 2010).

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Se cree que la capacidad que tiene la música para “tocarnos el alma” tiene que ver con la relación que tiene con la infancia y la formación de la memoria. A pesar de que Freud le brindó una importancia central al lenguaje dentro del desarrollo de la mente humana, autores psicoanalíticos posteriores han considerado que lo sonoro y musical son elementos fundantes de la psique.

Sobre ello, se propone que la música tiene el potencial de ponernos en contacto con aspectos de nosotros mismos y de nuestras relaciones más tempranas a las que las palabras no permiten acceder. Mediante ella, rememoramos recuerdos y sensaciones que están codificados por medio de componentes sonoros y viscerales (Beebe y Lachmann, 2002; Blum, 201; Levin, 2005; Longhin, 2011; Penagos, 2008; Numhauser, 2015). Por eso, la música no solo nos hace sentir a nivel emocional sino que también físico (Lombardi, 2008) — puede escarapelar nuestra piel, hacernos sentir un nudo en la garganta, un dolor en el pecho. Así, la música nos envuelve en su melodía y nos transporta a lugares y momentos que son inaccesibles bajo otros medios (Beebe y Lachmann, 2002; Blum, 201; Levin, 2005; Longhin, 2011; Numhauser, 2015; Penagos, 2008: Shapiro, Marks-Tarlow y Fridman, 2017).

Para Anzieu (1985) y, de manera más contemporánea, Penagos (2008), existe un vínculo musical entre la mamá y el bebé desde el estado uterino. En torno a ello, consideran que durante la gestación, el bebé está bañado, rodeado e inmerso por sonidos rítmicos y melódicos — el latido del corazón, los sonidos del proceso digestivo y la voz de la madre. Tal vez, podríamos pensar que perder los sonidos rítmicos que nos acompañaron y rodearon en el vientre materno es aquello que nos impulsa a reencontrarlos a través de la música.

Por su parte, Malloch (1999) postula que el lenguaje que utiliza la madre para comunicarse con el infante tiene características musicales, como subidas y bajadas más marcadas y entonadas en el tono de voz. Dado que las primeras interacciones con la madre ocurren en un momento previo a la adquisición del lenguaje por parte del infante, se piensa que las bases que sostienen la interacción son los elementos musicales como el ritmo, el tempo y la armonía. Además, permite proponer que la música es el medio que conecta emocionalmente a la díada mamá-bebé (Barale y Minazzi, 2008).

El lazo entre la música, nuestras relaciones tempranas y la memoria, nos muestran la significancia de la producción artística musical. Así, la música funcionaría como puente entre lo abstracto y lo concreto, entre cuerpo y mente, entre lo simbólico y no simbólico. Por ello, esta tiene el potencial de transformar la manera en que nos vivimos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea (Erel-Brodsky, 2016; Nagel y Bradshaw, 2013).

Recordemos el potencial transformador y sanador de la música, acompañémonos de ella.

Ilustración: https://streamlineicons.com/

Escrito por Suzanne Topham.

Edición: Suzanne Topham, Lucía González y Miguel Alarcón — Psicología en Sintonía.

Referencias bibliográficas

Anzieu, D. (1985). El yo-piel. Madrid: Biblioteca Nueva.

Barale, F., & Minazzi, V. (2008). Off the beaten track: Freud, sound and music. Statement of a problem and some historico‐critical notes. The International Journal of Psychoanalysis, 89(5), 937–957.

Beebe, B & Lachmann, F.M. (2002). Infant research and adult treatment: Coconstructing Interactions. Hillsdale y Londres: The Analytic Press. Cap. 7: Representation and internalization in infancy: Three principles of salience.

Blum, L. D. (2013). Music, memory, and relatedness. International Journal of Applied Psychoanalytic Studies, 10(2), 121–131.

Erel-Brodsky, H. (2016). I’m All Ears — Thoughts on Psychoanalysis: The Musical Reverie. Contemporary Psychoanalysis, 52(4), 578–601.

Freud, S. (1929). El malestar en la cultura, Tomo XXI. Obras completas. Buenos Aires: Amorrortu Editores.

Levin, C. (2005). A Psychoanalytic Conservatoire?. Canadian Journal of Psychoanalysis, 13(2), 299.

Lombardi, R. (2008). Time, music, and reverie. Journal of the American Psychoanalytic Association, 56(4), 1191–1211.

Longhin, L. (2011). Aesthetic quality and creativity in psychoanalysis: music as a special pathway of the mind. Contemporary Psychoanalytic Studies, 13.

Malloch, S. N. (1999). Mothers and infants and communicative musicality. Musicae scientiae, 3 (1), 29–57.

Nagel, J.J. (2010). Melodies in my mind: The polyphony of mental life. Journal of the American Psychoanalytic Association, 58(4), 649–662.

Numhauser T, J. (2015). Poesía dictada por la música: traducción de la música a otras formas expresivas en un estado de atención libre flotante. Revista. Chilena de psicoanálisis, 32(1), 88–96.

Penagos, J. (2008). De musas y sirenas: apuntes sobre música y psicoanálisis. Pulsional: Revista de Psicanálise, 21(3), 31–38.

Shapiro, Y., Marks-Tarlow, T., & Fridman, J. (2017). Listening beneath the Words: Parallel Processes in Music and Psychotherapy. American Journal of Play, 9(2), 228–251.

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